"La danza es otro tipo de lenguaje diferente al de las palabras"
- Maider Echarri
- 26 nov 2022
- 5 Min. de lectura
Laura Morán, graduada del conservatorio superior de danza

Laura Morán, una joven de 23 años, comenzó a bailar con tan solo 6 años en una escuela de Basauri y desde entonces no ha parado de bailar. Estuvo en varias escuelas diferentes hasta que entró en el conservatorio y tomó clases con profesores importantes que le pudieron formar profesionalmente. En 2019 se fue a Madrid a una escuela privada, pero llegó la pandemia. Más tarde pidió un traslado de expediente para irse a Barcelona, donde terminó el conservatorio superior de danza. Ahora está trabajando dando clases de baile y sigue bailando.
P: En las diferentes escuelas que has estado, ¿qué tipo de baile has tocado?
R: En verdad, estilo de baile yo creo que he tocado, no diría todas las ramas, porque hay muchas ramas, pero muchas de ellas. He hecho ballet, danza moderna, danza jazz, danza contemporánea que es sobre todo en lo que estoy especializada, y he hecho danzas urbanas.
P: Y de esas, ¿cuál es la que más te gusta bailar?
R: Si tuviese que elegir una estaría entre danza contemporánea y danza jazz, una cosa entre medias.
P: Has estado en Bilbao, en Madrid y en Barcelona, ¿por qué te fuiste de Bilbao?
R: Me fui porque la carrera de danza era muy nueva. Estaba bien planteada, pero en las asignaturas iban tanteando a ver cómo podían hacerlas funcionar y cómo no. Quedaban hilos por resolver. Solo teníamos tres aulas hábiles que compartíamos los alumnos de música, arte dramático y danza. Para hacer algunos trabajos que involucraban el cuerpo teníamos que salir al pasillo por falta de espacio y esto también afectaba al horario. A veces había que esperar dos horas para dar la clase. Me consumió un poco esto y lo que yo pensaba que era la danza cambió absolutamente. Hice un cambio de tuerca completamente. Quería bailar mucho más de lo que estaba bailando y me fui a Madrid porque sabía que había más oferta de otro tipo.
P: ¿Y en Madrid y Barcelona era muy diferente?
R: Madrid y Barcelona eran espacios muy diferentes y la dinámica de una no era la misma que la otra. También en sí en las ciudades la energía que hay con respecto a la danza, a la creación y demás sí que es diferente. No te sabría decir de qué estilo o por qué pasa esto, pero sí que hay bastante diferencia.
P: ¿Y en cuanto a la gente?
R: Sí bueno, hay de todo en todas partes. Depende a la escuela que vayas hay un poco más de rivalidad porque la gente tiene más envidia o tiene más inseguridades que le hacen faltar más a los demás. Yo nunca he tenido ningún problema. Aunque en Madrid sí que me pasó que cuando llegué no se me acercó nadie de primeras, lo que me parece normal. Cuando los demás se enteraron de que yo estaba metida en un programa específico y de que me iba a mover por ciertos ámbitos que a ellos les interesaba más, de repente me llovieron amistades. Un poco de interés.
Muchas veces lo que más impide expresarnos es esa intimidad
P: La Revista Alma Mater expone que la danza transporta a la expresión de sentimientos íntimos ¿Crees que con el baile te puedes expresar mejor que con las palabras?
R: No, no te puedes expresar mejor que con las palabras. Para mí la danza es otro tipo de lenguaje diferente al de las palabras. No es lo mismo leerte un libro de una historia detallada y descrito desde el lenguaje universal a que te lo pongan en un escenario contado con un movimiento. Si tienes la mirada nutrida para ver ese movimiento y empezar a leer la dramaturgia de la pieza o la coreografía que te ofrecen sí que puedes entender lo que te van a contar. Te va a ayudar probablemente a ti misma quizás a entenderlo mejor, si eres tú la que se lo baila, pero yo no creo que haya un lenguaje más fuerte o entendible que las palabras.
P: Antonio Najarro, ex director del Ballet Nacional de España, dice que él era muy tímido pero bailando se desinhibía ¿Crees que el baile sirve para quitar la vergüenza?
R: Creo que sí, al final te estás exponiendo ante un público. Aunque creo que muchas veces es más fácil subirse a un escenario delante de muchas personas que ponerte en un aula delante de cinco compañeros y bailar. Es más íntimo y muchas veces lo que más impide expresarnos es esa intimidad. Todo depende de qué tipo de exposición te dé vergüenza.
P: ¿Cuáles crees que son los mayores prejuicios que suele tener la gente de este mundo?
R: El principal que no te puedes dedicar a ello profesionalmente. Yo siempre recibo el comentario de “qué bonita la danza, te tiene que gustar mucho para estudiarla”, pues lo mismo que le tiene que gustar a una persona que decide estudiar medicina. Yo creo que al médico le tiene que gustar incluso más su carrera que la mía, por el esfuerzo y sacrificio que supone.
Pero la visibilidad no te da de comer
P: Has mencionado el esfuerzo y que a los bailarines se les dice que cómo se van a dedicar a eso, ¿piensas que los bailarines tienen el suficiente reconocimiento?
R: En muchos aspectos no. Cuando fueron los premios de Los 40, un compañero hacía una crítica porque los medios hacían planos ultra cerrados de la cara del cantante, que me parece bien, pero luego había planos de sus manos, de su espalda, etc., mientras hay detrás 20 bailarines matándose y una persona que ha creado la coreografía. No se les válida. Hace años en Los Goya pedían bailarines voluntarios, que no les iban a pagar porque también era una oportunidad para ellos para dar visibilidad. Pero la visibilidad no te da de comer. ¿Cuánto dinero hay en los Goya para que no puedas pagar a los bailarines?
P: ¿Qué debería de hacer la gente para que esto se vea que pasa?
R: Por nuestra parte que toda la comunidad de la danza se niegue a este tipo de trabajos precarios. Tenemos una formación, hemos pagado por esta formación, pues que me paguen por este trabajo. Por otro lado, al igual que hay interés por la música, mostrar interés por la danza. Tener el pensamiento de que si no entiendes la danza no pasa nada y también saber analizar qué has sentido durante la pieza de baile.
P: Para acabar, ¿tienes algún proyecto en mente?
R: Estoy un poco en stand-by. Estoy trabajando y todo lo que hago ya es danza, lo cual es un punto a favor muy guay. Ahora estoy dando clases y me estoy dando cuenta de que se aprende mucho también y me está gustando mucho ese aprendizaje que estoy haciendo por mi cuenta. Estoy ilusionada en ese aspecto, que he salido de ser estudiante, pero aun así sigo con el aprendizaje y la acción, porque todo lo que aprendes lo tienes que poner sobre la mesa.
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